sábado, 3 de febrero de 2018

SE ACERCÓ, LA COGIO Y LA LEVANTÓ...ELLA SE PUSO A SERVIRLES


HOMILIA DEL V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Queridos hermanos en el Señor:

            Si el domingo pasado, la autoridad de Jesús era el objeto de atención por parte de los presentes en la sinagoga de Cafarnaún; hoy, progresivamente, observamos que la autoridad de Cristo se va convirtiendo en una fama muy extendida hasta el punto de no tener tiempo para otra cosa que para enseñar, curar enfermos y expulsar demonios.


            El evangelio de hoy nos ofrece tres escenas llenas de significado: 1) la curación de la suegra de Pedro; 2) La actividad milagrosa de la tarde; 3) Cambio de lugar. Veamos cada uno de estos elementos por separado:

a) Milagro de la curación de la suegra de Pedro: la escena nos sitúa en una estancia de la casa de Pedro, en concreto, en la habitación de su suegra, donde esta yace en la cama aquejada por la fiebre, inmóvil, incapaz de levantarse ni hacer nada. La enfermedad la ha inutilizado. Experiencia de la propia vida es la parálisis espiritual y física a que la enfermedad del pecado nos somete. Nos sentimos a veces como Job en la primera lectura: contando los días, el tiempo pasa muy lento, etc, nos sentimos agotados y sin ganas de seguir viviendo.

Jesús se acerca a la cama donde está la madre de la esposa de Pedro, del mismo modo que Jesús se acerca a tu cama, a tu vida, al lugar donde tu estas yaciendo  y agonizando por los dolores de tu enfermedad o tu pecado. Y se produce una secuencia verbal de extraordinario significado: “se acercó”- “la cogió” – “la levantó”. Se acerca a la mujer, la coge de la mano, para con su fuerza impulsarla y sacarla de la cama, la levanta de su postración. También este Cristo hoy te toma de la mano y te levanta de tu situación de pecado y dolor.

Mientras tanto, como signo y testimonio de que la curación ha sido real es que ella se puso a servirles. Y es que cuando uno ha sentido el amor curativo de Cristo no puede hacer otra cosa que servirle, más amarle, entregarse a él.


b) Milagros del atardecer: tras el breve reposo brindado por la suegra de Pedro, Jesús re-inicia su actividad curando y exorcizando a tantos y tantos como le traían. Los demonios le interpelaban pero él les prohibía hablar para no descubrir su identidad porque el hombre debe esperar a tener un cuadro más completo para entender la revelación plena del misterio de Cristo. Sin embargo, ya estos milagros se presentan como signos que apuntan a su divinidad y a la llegada del Reino a este mundo.

c) Cambio de lugar: el cambio de escena viene precedido por una búsqueda de la íntima comunión con Dios, por medio de la oración. Tras tomar fuerzas de este diálogo con el Padre, Jesús no duda en ampliar su misión, de ahí que mande poner rumbo a Galilea donde prosiguió con su predicación, sanación de enfermos y exorcismo a los endemoniados.

Así pues, tenemos tres escenarios pero una sola actividad: anunciar el Reino con obras y milagros. Tres escenas y un solo mensaje: que Dios quiere pasar por tu vida curando cada dolencia y  expulsar a esos pequeños demonio que no dejan de acecharnos para apartarnos de Dios.

Alabad, pues, al Señor los que tenéis los corazones destrozados porque no abandona nunca a sus hijos, ni quiere que ninguno se pierda. Ánimo, pues, queridos hermanos, confiemos en nuestro Señor Jesucristo que nos toma y levanta; y démosle gracias por tanto bien como nos ha hecho hasta el día de hoy.  Que así sea.

Dios te bendiga

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